Reseña de prensa: “Traditionis custodes” en el contexto de la crisis actual (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

El Padre Roger-Thomas Calmel

Han sido muchos los comentarios y análisis sobre el Motu proprio Traditionis custodes este verano. Todos sitúan la decisión tomada por Francisco de limitar al máximo la celebración de la Misa tradicional, en el contexto de la crisis que actualmente sacude a la Iglesia, pero con perspectivas muy diferentes.

Un acto de debilidad

En el sitio Correspondance européenne se publicó, el 6 de agosto, bajo la pluma de Cristiana de Magistris, un artículo que ve en Traditionis custodes el acto de un poder débil: "el documento no parece un acto de fuerza sino de debilidad, un canto del cisne que, cerca del final, canta con una voz no más bella sino más fuerte".

La autora realiza una crítica del artículo 1 del Motu proprio que señala: "Los libros litúrgicos promulgados por los santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano".

C. de Magistris basa su razonamiento en los estudios de monseñor Klaus Gamber (1919-1989) -doctor en filosofía y teología, fundador del Instituto Litúrgico de Ratisbona para el estudio de las fuentes litúrgicas de Oriente y Occidente-, cuyas obras están reunidas en un volumen titulado "La reforma litúrgica en cuestión" (ediciones Sainte-Madeleine, 1992).

Escribe lo siguiente: "Una figura tan destacada como monseñor Gamber lo afirmó con firmeza tras la entrada en vigor del nuevo Misal. 'La nueva liturgia es un ritus modernus, y ya no es un ritus romanus'.

"El Padre Louis Bouyer, miembro del Movimiento Litúrgico, que en conjunto era favorable a las innovaciones conciliares, se vio obligado a afirmar: "Debemos hablar con claridad: hoy ya no existe en la práctica dentro de la Iglesia católica, una liturgia digna de ese nombre".

"'Hoy -prosigue monseñor Gamber, refiriéndose a la liturgia reformada- nos enfrentamos a las ruinas de una Tradición casi bimilenaria".

"El Padre Joseph Gelineau, uno de los partidarios de la renovación, declaró: 'Que aquellos que, como yo, han conocido y cantado una misa solemne gregoriana en latín, la recuerden, si pueden.

"Que la comparen con la Misa que tenemos ahora. No solo son diferentes las palabras, las melodías y ciertos gestos, sino que, a decir verdad, se trata de una liturgia diferente a la Misa. Esto hay que decirlo sin ambigüedad: el rito romano tal como lo conocemos ya no existe: ha sido destruido".

"Son los liturgistas, amigos y enemigos de la Tradición, quienes afirman que el rito romano ya no sobrevive en el Misal reformado de Pablo VI. Por tanto, el Misal reformado -como afirma K. Gamber- merece el título de misal modernus, pero no de misal romanus".

Más adelante, C. de Magistris retoma el artículo 1: "En vista de estas elementales consideraciones litúrgicas, ¿cómo podemos comprender el artículo 1 del Motu proprio, sabiendo que se le añade –en el texto de la Carta a los Obispos que lo acompaña– la afirmación sorprendente y tendenciosa: 'Por tanto, hay que suponer que el Rito Romano, adaptado varias veces a lo largo de los siglos a las necesidades de la época, no solo se ha conservado, sino que se ha renovado en el fiel respeto de la Tradición'.

'Quien desee celebrar con devoción según la forma litúrgica precedente, no tendrá dificultad en encontrar en el Misal Romano reformado según la mente del Concilio Vaticano II, todos los elementos del Rito Romano'.

"Y concluye en los siguientes términos: 'en particular el canon romano, que constituye uno de los elementos más característicos'. - Sin embargo, conviene precisar aquí que, en el Misal de Pablo VI, el canon romano no es -ni siquiera en la edición típica- el del Misal de San Pío V, aunque sea el que más se le parezca.

"El Padre R. Th. Calmel OP, escribió, de 1968 a 1975, cuatro artículos luego reunidos bajo el significativo título: ''Reparación pública al ultrajado canon romano' (en el nuevo Misal) para explicar su belleza y su carácter inmutable, así como las antinomias existentes entre el canon romano del Misal de San Pío V y el de Pablo VI.

"Nos entristece -sí, también a nosotros, nos entristece- encontrar en un documento papal -que además está dirigido a los obispos- tanta ineptitud, y esto es solo el comienzo.

"También queda por explicar qué es ahora el Misal de San Pío V, puesto que ya no constituye una expresión del rito romano, siendo el Misal de Pablo VI la única expresión de la lex orandi del rito romano. Después de por lo menos 400 años de leal servicio, ¿ha dejado de expresar el rito romano?"

En seguida la autora aborda la cuestión de la legitimidad: "El otro problema grave que surge es la legitimidad de tal acto. Una vez más, Klaus Gamber, en su estudio "La reforma litúrgica en cuestión", se pregunta si un pontífice soberano puede modificar un rito y responde de manera negativa, dado que el Papa es el guardián y garante de la liturgia -y de los dogmas- y no su amo.

"'Ningún documento de la Iglesia, ni siquiera el Código de Derecho Canónico, declara expresamente que el Papa como Pastor Supremo de la Iglesia tiene derecho a abolir el rito tradicional. […].

"Más de un autor (Cayetano, Suárez) expresa la opinión según la cual la abolición del rito tradicional no es competencia del Papa […], y ciertamente no es deber de la Sede Apostólica destruir un rito de la tradición apostólica, sino que su deber es mantenerlo y transmitirlo.

"De ello se desprende que el rito romano, expresado por el Misal de San Pío V, no ha sido abrogado ni puede serlo, y que todos los sacerdotes conservan el derecho a celebrar la Misa y los fieles el derecho a asistir a ella".

Cristiana de Magistris concluye como empezó, no sin garbo: este Motu proprio "constituye tanto una declaración de guerra como el reconocimiento de una derrota. Es un acto de fuerza aparente que encubre una debilidad e incompetencia de fondo.

"El Misal reformado fue una catástrofe a todos los niveles: litúrgico, dogmático y moral. El resultado, evidente para todos, es que vació las iglesias, conventos y seminarios. No pudiendo imponerlo por la fuerza de la tradición, que no transmite, quieren imponerlo por la ley".

"Sin embargo, esta es una operación incierta, basada en el engaño y, por tanto, condenada al fracaso. No es un golpe fatal para el rito romano, sino la eutanasia del rito moderno.

"No es un corte mortal que provoca un efecto irreversible, sino una poda vivificante del Misal de San Pío V que -por el odio que suscita entre los sectores modernistas de la jerarquía- se confirma como 'lo más bello que existe bajo el cielo', que nos fue transmitido por nuestros padres y que transmitiremos a nuestros hijos, aunque tuviéramos que dar nuestra propia sangre para hacerlo".