¿Un inicio de reacción al motu proprio “Traditionis custodes”?

Fuente: FSSPX Actualidad

En los últimos días, algunos institutos Ecclesia Dei han formulado reacciones bastante incisivas sobre el motu proprio del Papa Francisco, cuyo objetivo declarado es eliminar el uso del rito tridentino, sobre todo si se toma en cuenta también la aplicación dada por monseñor Roche, así como la entrevista que concedió a Edward Pentin.

La desaparición está contemplada tanto de forma directa, a través de importantes limitaciones del uso anterior permitido por el motu proprio del Papa Benedicto XVI, Summorum pontificum, como indirectamente, suprimiendo el uso del ritual y el Pontifical, como explicó monseñor Arthur Roche a Edward Pentin.

Esto significa, en particular, que el sacramento de la confirmación deberá ser conferido en adelante en su forma reformada, y que las ordenaciones serán conferidas según el nuevo Pontifical. Este punto también concierne a las denominadas sociedades Ecclesia Dei, que buscan atrincherarse detrás de sus derechos especiales para no verse afectadas por estas transformaciones. Pero este no será el caso, como aclaró monseñor Roche.

Ante este estado de preaviso, algunos superiores o sacerdotes comenzaron a reaccionar un poco más enérgicamente. Sin embargo, estas reacciones siguen siendo tímidas.

Por ejemplo, el Padre Louis-Marie de Blignières afirma que "la obediencia tiene límites", pero cuando se trata de saber qué medidas se pueden tomar, afirma que esto debe basarse en una doble fidelidad: "Nunca salir de la comunión jerárquica con el Papa y los obispos. Nunca abandonar un patrimonio sagrado que es nuestra alegría y procura la salvación de tantos fieles".

Esto no es una respuesta. Y si lo fuera, es una capitulación anticipada, porque el Papa ha decidido acabar con el uso del misal tridentino según los ejes que hemos mencionado. Por tanto, el primer principio será necesariamente determinante.

En cuanto al Padre Guillaume de Tanouarn, si bien afirma resueltamente que es necesario elegir Summorum pontificum frente a Traditionis custodes, y muestra la evidente debilidad de este último documento, al preguntarle: "¿Cree que las comunidades ex-Ecclesia Dei están listas para oponer resistencia? Él simplemente responde: "En cualquier caso, está claro que se están jugando su propia existencia".

Esta es solo una observación que no augura nada bueno, y que sugiere más bien que no podrán reaccionar como deberían.

Finalmente, el Padre Jehan de Belleville, fundador de los Benedictinos de la Inmaculada, reafirma -como lo hicieron antes otros institutos- su apego a sus constituciones que especifican el uso exclusivo del rito tridentino. Y, según una costumbre desde la fundación, la de los antiguos Ritual y Pontifical.

Pero, ¿tendrá algún valor esta afirmación cuando el obispo encargado de las ordenaciones desee utilizar el rito reformado, o bien cuando proceda a la administración del sacramento de la confirmación según el rito de 1971?

Aunque es cierto que el lenguaje es un poco más fuerte, un poco más decisivo, la pregunta preliminar es la siguiente: ¿qué principio pueden invocar estas sociedades y estos sacerdotes para oponerse a una ley general, que el Papa ha impuesto para suprimir si es necesario las concesiones o exenciones especiales que fueron dadas por sus predecesores?

Si se trata solo de una simple preferencia, ¿cómo se puede mantener en contra de la voluntad del Papa? ¿Cómo justificar una oposición sobre bases tan frágiles? Los próximos meses mostrarán el alcance de las adversidades que estas empresas tendrán que soportar. También mostrarán hasta dónde están dispuestos a llegar para defender la liturgia tradicional y denunciar la reforma que Roma les está imponiendo poco a poco.