“Traditionis custodes”, ¿qué quiere realmente el Papa Francisco?

Fuente: FSSPX Actualidad

Pontificio Ateneo de San Anselmo que alberga el Pontificio Instituto Litúrgico

El 16 de julio de 2021, mediante el motu proprio Traditionis custodes, el Papa Francisco redujo considerablemente la posibilidad de celebrar la Misa Tridentina.

Durante los meses siguientes, varias declaraciones de monseñor Arthur Roche, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, confirmaron la intención romana de confinar la liturgia tradicional, rodeándola de un cordón sanitario destinado a proteger a los sacerdotes y fieles del riesgo de contagio...

Sin embargo, el 11 de febrero de 2022, el Papa firmó un decreto que exime a los sacerdotes de la Fraternidad San Pedro de las disposiciones de Traditionis custodes.

Pero el 21 de abril, Francisco insistió de nuevo en apoyar firmemente Traditionis Custodes ante el presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, monseñor Eric de Moulins-Beaufort, que estaba de visita en Roma con algunos colegas.

Reiteró que los miembros de la Fraternidad San Pedro tienen la facultad de celebrar la Misa y los sacramentos según el Misal de 1962 únicamente en sus propias iglesias y oratorios. Y afirmó la necesidad de que todos los sacerdotes acepten concelebrar, "al menos para la Misa Crismal".

El 4 de mayo, durante la audiencia general, Francisco se reunió brevemente con las madres de los sacerdotes de "LaVoie romaine", que partieron de París el 6 de marzo y caminaron 1,500 kilómetros para rogar al Papa que extendiera la excepción concedida a la Fraternidad San Pedro.

Una de ellas entregó al soberano pontífice una carta presentando su petición, y depositó "una gran bolsa" que contenía más de 2000 cartas de fieles católicos adscritos a la Misa Tridentina.

Tres días después, el 7 de mayo, ante los profesores y alumnos del Pontificio Instituto Litúrgico, Francisco fustigó a quienes quieren "hacer de la liturgia un campo de batalla de cuestiones que no son esenciales, o más bien, cuestiones superadas".

Y denunció las "mentalidades cerradas" que "buscan un poco dar marcha atrás", cuestionando "el Concilio, la autoridad de los obispos... en aras de conservar la Tradición". Asimismo, condenó el "formalismo litúrgico" de estos movimientos, su ritualismo que reduce la celebración a "una recitación, una cosa sin vida, sin alegría".

¿Qué es lo que quiere exactamente el Papa cuando dice primero blanco y luego negro? Los observadores se pierden en conjeturas. Francisco es conocido por tener un discurso que cambia según sus diversos interlocutores. ¿Es pragmatismo, es oportunismo? ¿No tiene una convicción firme, sino solo opiniones cambiantes sobre la liturgia tradicional?

Independientemente de las intenciones personales de Francisco, que siguen siendo insondables, este gobierno errático tiene un resultado objetivo que todos pueden ver fácilmente: desgastar la paciencia y destruir la confianza. Pero sobre estas ruinas, permite el avance de una política bien determinada.

Es inconsistente en la forma, pero consistente en el fondo. Socava la autoridad de la Iglesia jerárquica para establecer el poder de una Iglesia "poliédrica". Socava las certezas, para dominar las mentes confundidas y conducirlas a una Iglesia "sinodal". Minar para dominar, tal es el fruto objetivo de este gobierno. Tendremos que esperar a los desminadores.

Padre Alain Lorans