“Traditionis custodes”, ¿el “wokismo” en el Vaticano?

Fuente: FSSPX Actualidad

El periodista Michel De Jaeghere traduce la expresión anglosajona cancel culture con estas palabras bien elegidas: "cultura de la mordaza". En efecto, en este período de pandemia ideológica, las mascarillas se están convirtiendo rápidamente en mordazas.

El objetivo consiste en silenciar las realidades históricas, porque no corresponden a las ideologías reinantes. El director de Figaro Histoire presenta así, en su número de abril-mayo de 2021, el delirante panorama que ofrecen los partidarios de las mordazas.

Se trata de una "multiplicación de fobias, perseguidas por autoproclamados sociólogos, así como por sus servidores en el mundo mediático, vigilantes de la conciencia moral o expertos de la indignación, verificadores de la corrección política que combinan la arrogancia del bajo clero con la ciencia confusa de Diafoirus, y están prontos para recabar los estados de ánimo de los representantes de las minorías étnicas o sexuales con el servilismo de los criados".

Cabe preguntarse si la cancel culture no es en última instancia la "cultura del burro", la cultura de los tontos que se enorgullecen de estar desconectados de la realidad. Pero no nos riamos de esto, como si solo se tratara de puerilidades pasajeras.

Michel De Jaeghere, que analiza en este artículo la obra de Mathieu Bock-Côté, La Révolution racialiste, et autres virus ideologies (Presses de la Cité, 2021), nos advierte: "Los temas puestos en circulación, desde hace cincuenta años, por los partidarios del decolonialismo, detractores del racismo sistémico o militantes del indigenismo, que han prosperado en los campus estadounidenses o en las universidades francesas, no forman parte de una polémica absurda.

"Todos estos temas forman una 'ideología tóxica', un corpus doctrinario de formidable coherencia. Allanaron el camino de la revolución cultural que ahora está en marcha a ambos lados del Atlántico, y que tiene como objetivo -a través de la eliminación de estatuas, la intimidación, la censura, la acusación de las grandes personalidades de nuestra historia, la deslegitimación de nuestro patrimonio mediante una "empresa de limpieza ética"– ejercer sobre las conciencias un efecto estupefaciente al final del cual quedamos paralizados por la vergüenza, ávidos de encontrar una vía de escape que nos ayude a perdonarnos por ser lo que somos".

La próxima Universidad de Invierno del Distrito Francia de la Fraternidad San Pío X se realizará los días 26 y 27 de febrero; su tema será precisamente: "Contra el wokismo hidropónico, ¿cómo podemos defender nuestras raíces?" Como todas las ideologías, el wokismo –primo cercano de la cancel culture– crece sin humus, sin raíces profundamente arraigadas en la tierra.

Es un cultivo hidropónico, realizado sobre un sustrato neutro e inerte, como la arena, por el que se filtra una solución que aporta los nutrientes que necesita la planta. Con este tipo de cultivo no hace falta buscar el sabor de la tierra, porque no hay tierra.

Este desarraigo cultural recuerda el desarraigo litúrgico operado por Traditionis custodes, el Motu proprio cuyo objetivo es erradicar de la Iglesia la Misa tradicional, para promover una Misa actualizada, adecuada al gusto del día...

¿Será acaso Traditionis custodes la expresión de un wokismo que ha conquistado al mismo Vaticano? No hay duda de que esta pregunta se planteará en la próxima Universidad de Invierno, donde se propondrán los medios saludables para "defender nuestras raíces".

Padre Alain Lorans