Reseña de prensa: la Fraternidad San Pedro queda exenta de Traditionis custodes (1)

Fuente: FSSPX Actualidad

El 11 de febrero de 2022, el Papa Francisco firmó un decreto que exime a los sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro de las disposiciones del motu proprio Traditionis custodes (16 de julio de 2021), que restringe severamente la posibilidad de celebrar la Misa Tridentina.

La incertidumbre que se cernía desde hace varios meses se disipó después de una audiencia privada de casi una hora concedida por el Papa, el 4 de febrero, a los Padres Benoît Paul-Joseph, superior del distrito de Francia de la Fraternidad San Pedro, y Vincent Ribeton, director del Seminario San Pedro en Wigratzbad, Alemania.

Durante esta audiencia, el Papa dejó claro que los institutos como la Fraternidad San Pedro no se verán afectados por las disposiciones generales de Traditionis custodes, ya que en sus constituciones está previsto el uso de los libros litúrgicos vigentes en 1962.

El decreto del 11 de febrero especifica que los miembros de la Fraternidad San Pedro "pueden hacer uso de esta facultad en sus propias iglesias y oratorios; en cualquier otro lugar, solo podrán hacer uso de ella con el consentimiento del Ordinario del lugar, excepto para la celebración de la Misa privada".

Y agrega inmediatamente: "Sin perjuicio de lo que se ha dicho anteriormente, el Santo Padre sugiere que, en la medida de lo posible, también se tengan en cuenta las disposiciones del motu proprio Traditionis custodes".

El 21 de febrero, en el diario Le Figaro, el periodista Jean-Marie Guénois se pregunta "por qué el Papa suavizó su posición" sobre la misa tradicional. En su opinión, el hecho de que Francisco "sugiera, en la medida de lo posible, que también se tengan en cuenta las disposiciones del motu proprio Traditionis custodes", equivale a pedir que los sacerdotes de la Fraternidad San Pedro "eventualmente concelebren, en el rito nuevo, de vez en cuando, con los demás sacerdotes de la diócesis, pero no como una obligación para ser reconocidos.

Lo que parece un paso atrás dado por el Papa Francisco es, más bien, una respuesta dirigida, en primer lugar, a la Fraternidad San Pedro, pero también a sus oficinas vaticanas y a los obispos más monárquicos que el monarca en lo concerniente al motu proprio de julio".

Jean-Marie Guénois hace una aclaración: "Si bien pretende respetar a los que viven de este 'carisma' tradicionalista, como lo acaba de demostrar, el objetivo del Papa Francisco es impedir que una Iglesia diocesana 'paralela', tradicionalista, se instale junto a una Iglesia conciliar de acuerdo con Vaticano II. En este punto, no caben las equivocaciones: Francisco combate abiertamente a los 'tradis', y pide claramente a los obispos que se mantengan vigilantes".

De la concesión al confinamiento

En el Foro Católico, el académico francés Luc Perrin comentó el mismo día 21 de febrero: "Lo que fue confirmado como un derecho universal inalienable por Benedicto XVI [el derecho concedido, en Summorum Pontificum, a cualquier sacerdote de celebrar la Misa Tridentina] persiste [con Traditionis custodes] solo como un derecho especial, en estado derogatorio y por lo tanto revocable en todo momento".

Y añade que el decreto del 11 de febrero "forma parte de Traditionis custodes ante todo bajo este título: es una excepción, un derecho especial que en principio podría extenderse a otros institutos [ex-Ecclesia Dei], como informó el Papa en la audiencia, pero caso por caso.

"Lejos de haber sido lanzado 'a la basura', el mecanismo de derogación [revocación del derecho reconocido por Benedicto XVI] de Traditionis custodes ha sido explícitamente confirmado en el decreto, ya que la Fraternidad San Pedro es invitada a entrar en su lógica mediante un apartado que no es solamente decorativo: "Sin perjuicio de lo dicho anteriormente, el Santo Padre sugiere que, en la medida de lo posible, se tengan también en cuenta las disposiciones del motu proprio Traditionis custodes".

Lo que Luc Perrin traduce de la siguiente forma: "La Fraternidad San Pedro conserva su derecho especial, por el momento, pero el Papa le 'sugiere' que implemente Traditionis custodes y que se 'neo-liturgice' gradualmente, para llegar a convertirse en un instituto ordinario de rito romano ordinario, como los demás. El decreto continúa Traditionis custodes optando por una asimilación más lenta para los institutos tradicionales, mientras que para las diócesis el ritmo será más constante".

El 22 de febrero, leímos este amargo comentario de Fabio Battiston, corresponsal de Aldo Maria Valli, publicado en su blog Duc in altum: "La actitud de satisfacción de la Fraternidad San Pedro ante la evolución de este caso me deja sumamente perplejo, ya que no parece considerar el aspecto fundamental de lo que realmente está en juego.

"En mi opinión, en efecto, es imposible alegrarse (egoístamente) aunque todas las infamias expresadas en Traditionis custodes (subrayadas repetidamente por numerosos expertos, mucho más calificados y confiables que yo) 'no estén destinadas a la Fraternidad'".

"Nos enfrentamos a un diktat por el cual la gran mayoría de las iglesias, parroquias y clérigos tienen formalmente prohibido, para siempre, celebrar liturgias católicas bajo formas seculares que jamás han sido abrogadas.

Se destruye la Tradición y, al mismo tiempo, se acepta y fomenta la introducción de elementos neopaganos y, a menudo, tribales en las misas Novus Ordo en deferencia a la contaminación "ecuménica y multicultural". ¿De verdad es suficiente con que los ukases del motu proprio no se apliquen a los "enclaves" tradicionales actualmente diseminados para manifestar un júbilo que me parece totalmente fuera de lugar?

"¿Será posible que los responsables de la Fraternidad San Pedro no se den cuenta de que se encaminan hacia una realidad tipo 'reserva india' en la que no tendrán ninguna posibilidad de desarrollarse y en la que no podrán fundarse nuevas instituciones tradicionales?

"Detrás de la aparente preservación de sus particularidades, tradiciones y cultura litúrgica, la Fraternidad San Pedro, y todas las demás instituciones similares, están siendo enviadas a una muerte lenta a través de un proceso gradual e inexorable de consumación. En el sitio Riposte catholique, cercano a los círculos ex-Ecclesia Dei, esta constatación del 21 de febrero también suscitó inquietud:

"¿Divide y vencerás? Desgraciadamente, este decreto no presupone en modo alguno el contenido del texto que será publicado en marzo por la Congregación para los Religiosos, que podría obligar a los sacerdotes de estos institutos a celebrar también la nueva liturgia, ya que el decreto pontificio no habla de un uso "exclusivo" [de la Misa Tridentina].

"En cualquier caso, Roma parece así reducir la celebración de la liturgia romana tradicional, aunque universal, a un carisma particular. No se mencionan los demás institutos Ecclesia Dei, sean de derecho pontificio (Cristo Rey, Buen Pastor, Oratorio de Berlín), o de derecho diocesano (por ejemplo, en Francia, la Comunidad de la Divina Misericordia), pero estas comunidades tampoco están excluidas, y la presentación del superior de la Fraternidad San Pedro las equipara a la concesión, en virtud de las palabras expresas del Papa.

"Por otra parte, es claro que el favor concedido respalda -en comparación- las drásticas disposiciones en forma de muerte anunciada del uso de la liturgia tradicional: con excepción de ciertos sacerdotes a los que se concede un estatuto particular, el conjunto de sacerdotes de rito latino, religiosos y diocesanos, ya no tienen el derecho innato de celebrar la liturgia tradicional reconocido por Summorum Pontificum".

Esta preocupación general ha hecho que se mantengan las diversas manifestaciones organizadas por las comunidades ex-Ecclesia Dei para pedir la libertad de la Misa tradicional: la manifestación frente a la nunciatura de París, todos los sábados, así como la marcha de La Vía Romana, que se lanzó oficialmente el 18 de febrero, y comenzó concretamente el 6 de marzo, en la iglesia de San Roque en París. Las madres de los sacerdotes que marchan hacia Roma, llevarán al Papa, el 30 de abril, las cartas que han recibido a favor de la libertad de la Misa Tridentina.