Prelados y masones se reúnen en Milán

Fuente: FSSPX Actualidad

El cartel de la reunión entre prelados y masones

El diálogo entre la Iglesia y la masonería debe “progresar”, quizás mediante la creación de una “mesa redonda permanente”. Esto es lo que se desprende de la conferencia que reunió a varios prelados y masones de alto rango en el Ambrosianeum de Milán el 16 de febrero de 2024.

"Iglesia Católica y Masonería". Así se tituló la mesa redonda organizada el 16 de febrero de 2024 en la sede de la Fundación Cultural Ambrosianeum en Milán (Italia). En torno al arzobispo de la ciudad lombarda, Monseñor Mario Delpini, se reunieron diferentes obediencias masónicas: el Gran Oriente de Italia (GOI), la Gran Logia de los Antiguos, Libres y Aceptados Masones (GLDI-ALAM) y la Gran Logia Regular de Italia (GLR).

Hay que añadir al cardenal Francesco Coccopalmerio, jurista de renombre, expresidente del Dicasterio para los Textos Legislativos, así como al Padre Zbigniew Suchecki, teólogo franciscano, y a Monseñor Antonio Stagliano, presidente de la Pontificia Academia de Teología, que guardó su cruz pectoral bajo su chaqueta para la ocasión.

El objetivo de la conferencia, celebrada a puerta cerrada, era precisamente renovar el diálogo, según un célebre artículo escrito en 2016 por el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, titulado “Queridos hermanos masones”.

Un llamado a la reconciliación con la masonería que creó tal revuelo en el Vaticano que el propio Papa Francisco tuvo que reafirmar unos meses después la incompatibilidad entre la Iglesia y las doctrinas masónicas. Pero poco importa: echa al diablo por la puerta, y regresará por la ventana.

Según diversas declaraciones, el cardenal Coccopalmiero – ex obispo auxiliar en Milán durante la época del cardenal Carlo Maria Martini (1927-2012) – dijo preguntarse “si no es posible pensar en una discusión permanente, para que podamos tratarnos mejor unos a otros”. El alto prelado también acogió con satisfacción lo que, en su opinión, era un “desarrollo en el entendimiento mutuo”.

Stefano Bisi, representante del Gran Oriente, recordó la "mentalidad abierta" del cardenal Ravasi, al tiempo que lamentó el ritmo -demasiado lento para su gusto- de la "reconciliación" entre la Iglesia y los masones, haciendo alusión a la actitud del Papa Francisco considerada demasiado poco liberal, al menos en esta materia.

En el caso de Monseñor Delpini, se percibió cierta inquietud: el arzobispo de la principal diócesis de Europa llegó a la reunión con cuarenta y cinco minutos de retraso, lo que dice mucho de sus disposiciones, subrayando en una de sus declaraciones que el objetivo de tales reuniones no era "dar la absolución" a la masonería.

Una posición bastante disonante respecto a las palabras de Monseñor Stagliano: el presidente progresista de la Academia de Teología prefirió dejar de lado el aspecto doctrinal y favorecer la dimensión pastoral para establecer vínculos con los masones. “¿Quién soy yo para juzgar que la condición humana no puede verse afectada por la misericordia que Dios derrama sobre justos e injustos?”, declaró el prelado, adoptando los matices del huésped de Santa Marta.

Cabe recordar que desde la bula In Eminenti promulgada por el Papa Clemente XII en 1738, que excomulgó por primera vez a los masones, la Iglesia se ha pronunciado muchas veces contra la masonería debido al indiferentismo y al naturalismo en el que se basa, y también por el secretismo que la rodea.

Las condenas se reiteraron nuevamente después del Concilio Vaticano II, en 1983 y, en particular, en noviembre de 2023.