María es verdaderamente madre de Jesús en cuanto Hombre

Fuente: FSSPX Actualidad

Sagrada Familia, Jaki Kapolna, Budapest. Mosaico realizado para el Congreso Eucarístico de 1938. San José tiene los rasgos del Legado Apostólico, un tal Eugenio Pacelli.

El santo Evangelio, la palabra de Dios dada a los hombres, nos dice en un pasaje que se repite con frecuencia en la liturgia: “He aquí que vas a concebir en tu seno, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” (Lc 1, 31).

Por tanto, estas palabras nos afirman con fuerza que la naturaleza humana, a la que el Verbo se unió para encarnarse, fue concebida por la Virgen María. Todo el Evangelio se refiere a María como la madre de Jesús. En el caso de San José, el texto sagrado marca una diferencia, y especifica: “Jesús era, según se creía, hijo de José” (Lc 3, 23).

Algunos herejes, como los docetas o los valentinianos, negaron la realidad de la naturaleza humana de Jesús y, por tanto, la maternidad de María. Algunos afirmaban que el cuerpo de Jesús era de origen celestial, y que solo pasó por María.

Pero la Tradición y la enseñanza de los Papas siempre han afirmado que las palabras del Evangelio deben tomarse estrictamente.

Así lo asevera el símbolo (Credo) llamado de San Atanasio: “(Cristo) es hombre, de la substancia de la madre, nacido en el tiempo”.

Esta verdad se repite una y otra vez en todos los símbolos de la antigüedad. Uno de los más conocidos, el símbolo de los apóstoles, dice que “Cristo es nacido de la Virgen María”.

San León Magno, en su Tomo a Flaviano, insiste en este aspecto:

“No debemos entender esta nueva y única generación, en el sentido de que su novedad la hace ajena a la maternidad de otras madres. Porque si bien es el Espíritu Santo quien dio fecundidad a la Virgen, sin embargo, es un cuerpo real el que fue concebido de su cuerpo: “el Verbo se hizo Carne, y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14); lo que significa: esa carne que extrajo del hombre y que animó con el aliento de la vida racional”.

La verdad del cuerpo de Cristo, es decir, de su humanidad, está ligada a la maternidad de María. Si la Virgen no le dio este cuerpo a su Divino Hijo, entonces Él no es realmente hombre. El Verbo no se encarnó realmente.

Por eso los Padres hacen hincapié en la noción de "verdadero cuerpo de Cristo" en relación con la Madre de Dios. Lo mismo hacemos cuando cantamos el Ave verum: “Ave verum corpus natum de Maria Virgine - Salve, verdadero Cuerpo, nacido de la Virgen María”.

Así pues, es preciso afirmar que, en la concepción de Jesús, María aportó todo lo que una madre aporta en el proceso natural de la maternidad. Eso es lo que significa la proposición: "María es la madre de Jesús".

Ella da la materia que será el cuerpo humano de Cristo. Los teólogos usan el término causa ministerial, que significa "al servicio de", como un ministro o un siervo está al servicio de su amo.

La Santísima Virgen está al servicio de la Encarnación del Verbo. Ella lo dijo muy explícitamente en la Anunciación: “Ecce ancilla Domini – He aquí la esclava del Señor”.

Sin embargo, conviene señalar enérgicamente que, en el caso de la generación humana de Cristo, se presentan dos hechos que conocemos únicamente a través de la fe: esta maternidad es virginal, y el Hijo que nace de la Virgen es Dios.

De esta generación humana, de esta maternidad de la Virgen que engendra la santa humanidad de Cristo, emana la maternidad divina: debido a que María es la madre del cuerpo de su Hijo, puede ser llamada Madre de Dios. Estos dos aspectos están intrínsecamente ligados.