El acuerdo China-Vaticano en problemas

Fuente: FSSPX Actualidad

La catedral de San Ignacio, en Shanghái

La noticia tuvo el efecto de un chubasco de agua fría en el Vaticano: en plena Semana Santa, la República Popular China anunció unilateralmente el nombramiento de monseñor Shen Bin como jefe de la diócesis de Shanghái. La Santa Sede aún no ha reaccionado oficialmente, pero el futuro del acuerdo China-Vaticano parece incierto.

La decisión tomada por Beijing a pocos días de la Pascua, la mayor fiesta litúrgica del año, tiene un valor simbólico: la sede episcopal de Shanghái no es solo una de las mayores metrópolis de China, sino también un lugar fundamental para la historia y la vida de la comunidad católica china. La ciudad alberga alrededor de 150,000 fieles repartidos en cuarenta parroquias.

Historia de la diócesis de Shanghái

Los orígenes del cristianismo en Shanghái se remontan a Xu Guangqi, mandarín de la corte Ming y discípulo de Matteo Ricci, considerado el primer cristiano de la ciudad.

Pero Shanghái fue también escenario de uno de los acontecimientos más importantes de la historia del catolicismo en China a principios del siglo XX: el Consejo Plenario de la Iglesia China convocado en 1924 por el delegado apostólico Celso Costantini. Un encuentro que fue un momento crucial para la reflexión sobre la inculturación del cristianismo en China.

Luego vino la tormenta de la Revolución Cultural: monseñor Ignazio Kung Pin-mei, el primer arzobispo chino de Shanghái, fue arrestado el 8 de septiembre de 1955. Permaneció tras las rejas durante más de treinta años, antes de ser exiliado a Estados Unidos, donde murió en el año 2000. En 1979, durante su primer consistorio, Juan Pablo II lo creó cardenal in pectore como signo de cercanía a los católicos de China, decisión que se hizo pública en 1991.

Los obispos de Shanghái desde la toma del poder por los comunistas

Después de la Revolución Cultural, las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) nombraron arzobispo de Shanghái al jesuita Aloysius Jin Luxian, quien fue reconocido por Roma en 2005.

En 2012, monseñor Ma Daqin fue nombrado jefe de la diócesis con el acuerdo de la Santa Sede. El prelado anunció entonces su intención de negarse a incorporarse a la Asociación Patriótica en manos del PCC: un gesto contundente que le valió ser internado -hasta el día de hoy- en las instalaciones del seminario contiguo al santuario mariano de Nuestra Señora de Sheshan, la "Lourdes china".

Durante una entrevista por periodistas acreditados, el 4 de abril de 2023 sobre el repentino nombramiento de monseñor Shen Bin, en Shanghái, el director de la oficina de prensa de la Santa Sede respondió escuetamente: "La Santa Sede fue informada hace unos días de la decisión tomada por las autoridades chinas y se enteró por los medios de comunicación de su nombramiento esta mañana".

Matteo Bruni añadió que, por el momento, no tenía ningún comentario que hacer "sobre la opinión de la Santa Sede al respecto".

Este nombramiento ha complicado las relaciones entre Beijing y el Vaticano, ya que, según el acuerdo provisional firmado en 2018, renovado en 2020 y 2022, la elección de los nuevos obispos chinos debería ser decidida conjuntamente por la Santa Sede y Beijing.

Según el sinólogo Francesco Sisci, este último incidente no necesariamente cuestiona el acuerdo entre el Vaticano y China, pero indica una incomodidad por parte de China: "Esta decisión me parece que revela cierta inquietud. Se sitúa en una zona gris del acuerdo sobre los nombramientos de obispos, porque monseñor Shen Bin no es un obispo nuevo, sino que simplemente fue trasladado de una diócesis a otra", explica el experto.

La primera declaración del nuevo arzobispo de Shanghái, publicada en WeChat, no resulta nada prometedora: monseñor Shen asegura que "se adherirá a los principios de independencia, autoadministración y sinización de la religión expresamente deseados por Xi Jinping", el todopoderoso gobernante de Beijing.

La Cuaresma para los católicos chinos no ha terminado...